miércoles, 20 de julio de 2016

TEMÁTICA: ANÁLISIS DEL DISCURSO EDUCATIVO


AÑO 2/NO.2/ 20 DE JULIO DE 2016
 
Perfiles pragmáticos del discurso argumentativo escrito del estudiantado de Español II (PUCMM) durante el período académico 3-2015-2016

José Alejandro Rodríguez Núñez


 

Resumen


El presente artículo refleja el resultado de los hallazgos inherentes a las producciones escritas del estudiantado del curso de Español II de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).  Las producciones, objeto de estudio, corresponden a la tipología textual argumentativa, eclética, de secuencia predominante narrativa, en versión de ensayo.  Con ello se pretende, por un lado, describir el comportamiento discurso-pragmático de los estudiantes  y, posteriormente, proponer líneas de acción  que favorezcan el alcance idóneo discursivo, a fin de satisfacer intenciones y necesidades comunicativas en diversos contextos.

 

Palabras clave: Discurso, texto, contexto,  pragmática; argumentación.

 

Brief profiles pragmatic argumentative discourse of students of Spanish II (PUCMM) during the academic period 3-2015-2016

Summary

This article reflects the result of the inherent written productions of students Spanish course II of the Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) findings. Productions, under study correspond to the argument, eclectic textual typology, predominantly narrative sequence in trial version. This is intended, first, to describe the discourse-pragmatic student behavior and subsequently propose lines of action that favor the discursive ideal range, to meet intentions and communication needs in different contexts.

Keywords: Speech, text, context, pragmatic; argumentation.

 

 

 

“La utilización de la lengua se efectúa en forma de enunciados concretos, únicos (orales o escritos) que emanan de las representaciones de tal o cual dominio de la actividad humana.  El enunciado refleja las condiciones específicas y las finalidades de cada uno de estos dominios, no solamente por su contenido y su estilo de lengua, sino también, y  sobre todo, por su construcción composicional”.

(Bajtín)

 

Líneas introductorias

 

Somos conscientes de que todo acto discursivo, como práctica social, implica relación dialéctica entre un evento comunicativo particular y una situación social.  En ese sentido, el discurso es ante todo un fenómeno de carácter social constitutivo  y constituido por: situaciones, objetos de conocimientos, identidades sociales y relaciones entre personas y grupos humanos.  En efecto, y como bien establecen  Calsamiglia & Tusón (1999), hablar de discurso es, ante todo, hablar de una práctica social, de una forma de acción entre las personas,  que se articula a partir del uso lingüístico contextualizado, ya sea oral o escrito. En atención a esto, y como bien lo  establece Teun A. van Dijk (2000), el discurso es, ante todo, un fenómeno práctico, social y cultural.  En él, los usuarios  del lenguaje realizan actos sociales y a su vez participan de la interacción social, específicamente en la conversión y el diálogo, como formas discursivas más demandadas por los usuarios de una lengua en particular.

 

Es así como los usuarios del lenguaje, si bien es cierto utilizan activamente las facultades comunicativas (habla-escucha; lectura-escritura), no por ello dejan de pertenecer a grupos sociales y culturales, como miembros de una comunidad discursiva, gracias al proceso de  enunciación en situaciones de interacción social concretas.  Al respecto, María Cristina Martínez (2004) es consciente de que aprender a hablar es aprender a decir enunciados en situaciones de interacción social.  En ese orden, Martínez (2004) p. 19) expresa:

Hablamos por medio de enunciados en los cuales manifestamos a otros  nuestros deseos, nuestras necesidades, nuestros intereses, nuestras exigencias y nuestros saberes y en los cuales, por supuesto, construimos también una imagen de nosotros mismos y de otros.

 

En efecto, es a través de la interacción de enunciados que revelamos y construimos el perfil de un sujeto discursivo en contexto, como resultado de una interacción de enunciados dentro de un ámbito en particular.  Esto conllevará no solo un dominio lingüístico-estructural, además del orden y la organización, sino que conlleva además un uso racional,  situacional y consciente por parte del usuario, a fin de satisfacer plenamente su intención y su necesidad comunicativa.

Pero, ¿qué es lo que realmente impulsa o motiva ese uso concreto y particular de la lengua?  Naturalmente, estos usos no surgen por amor al arte, mucho menos de la noche a la mañana.  Todo se enmarca, se realiza, en un contexto de comunicación basado en la circunstancia o realidad objetiva en que se circunscribe la enunciación, como resultado de la necesidad de expresar o recibir el mensaje.  Ahora bien, ¿quién o quiénes serían los responsables directos de la transmisión o recepción de este mensaje? ¿Con qué o cuál intención comunicativa transmiten o reciben la información? ¿Cuál sería la postura, el rol y el punto de vista evidenciado? ¿En qué ámbito o ambiente se desarrolla el proceso de enunciación? ¿Qué dimensión de lengua prevalece, oral o escrita?  ¿Qué macro acto de habla se manifiesta?  ¿Qué recursos lingüísticos se emplean? ¿Cuál es el tono y la actitud que prevalece?  En fin, ¿qué se enuncia en sentido general?

Estas y otras interrogantes las iremos canalizando al interior de esta presentación y en diferentes espacios, bien sea por medio de una fundamentación teórica; o, ya sea,  a partir de unas descripciones y prescripciones metodológicas pertinentes para este estudio.

 

Planteamiento del problema

En su obra, Saber Escribir, su autor, Jesús Sánchez Lobato (2006) entiende que son múltiples los fines de nuestros escritos, dado que las circunstancias pueden ser también muy diversas: redactar una carta, rendir un informe, enviar un correo electrónico, publicar un artículo…Unas veces escribimos para nosotros mismos.  Lo hacemos cuando tomamos notas, esquematizamos las ideas previas a un examen o reflexionamos ante un diario.  Otras veces, y en la mayoría de los casos, lo hacemos para otras personas, ya sea para informar, orientar, aconsejar, entretener, convencer…  En fin, la escritura es la manifestación del pensamiento, a través de la lengua, que nos permite fijar o plasmar aquellos enunciados que consideramos trascendentes o relevantes para unos fines específicos.  Esto conlleva unas destrezas no solo lingüísticas (conocimiento gramatical).   Implica, además, unos referentes y un conocimiento del mundo al que nos referimos al momento de expresarnos, esto es interactuar con la realidad circundante al espacio en que se crea y se recrea el discurso.

Pero,  ¿qué sucede cuando la escritura es ajena o se sitúa al margen del ámbito o contexto al que se circunscribe, cuando lo que se dice está por encima del a quién, del por qué, del para qué, del cuándo y el dónde se emite el enunciado?  Peor aún, cuando el propio autor del mensaje, el enunciador, no asume su rol discursivo, pero mucho menos considera a sus aliados en calidad de voces enunciantes; sin importarle su auditorio o destinatario.  ¿Y qué decir del abandono, ignorancia o desconocimiento del género en que se enmarca el discurso que profesamos? Y no menos importante: el irrespeto al registro lingüístico.  Ello implica la modalidad oral o escrita, el léxico apropiado, así como el tono y el ritmo adecuado.

Las interrogantes anteriores son el resultado de observaciones, anotaciones y reflexiones basadas en el corpus de las producciones escritas del estudiantado, cuyo discurso es objeto de estudio, descripción y análisis.  Los indicios han revelado un formato de escritura apegado más a la forma (gramática, estructura, léxico característico; normas ortográficas…) que al contenido mismo.  Y cuando decimos contenido, no solo basta considerar  el concepto o conocimiento de lo que se quiera expresar, es necesario, aunque no suficiente, asumir una conciencia crítica- discursiva en la que se sitúa el enunciador-autor con actitud reflexiva y estratégica en función de la necesidad e intención comunicativa que se pudiera tener en un momento y contexto determinado.  En otras palabras, se advierte en la argumentación discursiva del estudiantado la ausencia de elementos pragmáticos, inherentes al proceso de la enunciación, ausencia que en ocasiones no satisface del todo el acto discursivo-comunicativo por lo expresado anteriormente.

En efecto, afirmamos categóricamente que el discurso argumentativo-escrito de los estudiantes de Español II adolece de estrategias discursivas-pragmáticas que le permitan construir mensajes elaborados con criterios definidos que coadyuven al logro de una enunciación satisfactoria en la cual el qué decir esté avalado por el dónde.  Esto significa considerar el ámbito o contexto discursivo como punto de partida trascendental para la producción discursiva.

 

Antecedentes

 

Diversos estudios similares a este han sido implementados con la finalidad de reaccionar ante las prácticas discursivas-escritas de grupos en contextos académicos de grado.  Si bien estos estudios no se adaptan totalmente a este trabajo, ciertos elementos discursivos se vinculan, en los que cabe destacar la población estudiantil, los fines perseguidos y la modalidad discursiva-argumentativa de índole pragmática.

A continuación describiremos, brevemente,  tres estudios que desde nuestro punto de vista son objeto de mención por la afinidad y congruencia a este estudio.  Dos de ellos fueron aplicados en dos destacadas universidades mexicanas y un tercero y último fue implementado en República Dominicana, específicamente en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), Campus Santo Tomás de Aquino.

El primer estudio es titulado Planteamiento y reiteración de tesis en el ensayo  argumentativo,  de la autoría de María Eugenia Flores Treviño y Armando González Salinas de la Universidad Autónoma de Nuevo León.  El mismo fue publicado en el año 2012 en las ponencias del Seminario Internacional de Lectura y Escritura en la Universidad.  Se parte del propósito  específico del desarrollo de competencias comunicativas-argumentativas en el uso de la lengua escrita.  Se ha prestado mayor atención a la interpretación  y creación de discursos ensayísticos, ya que la calidad discursiva se ve enfrentada por una sociedad demandante y cada vez más exigente en términos comunicativos.  Este proyecto ha contribuido significativamente a una nueva visión en post de una alfabetización académica que supera una “brecha cognitiva” y que apuesta  a la construcción, interpretación y liberación del joven escritor.

El segundo estudio ha sido titulado Aprender a pensar para opinar: el desarrollo de la competencia argumentativa. El mismo fue presentado por Martín Sánchez y María Cristina Castro de la Universidad de Las Américas, Puebla, México, en el año 2013.  En este trabajo fue abordado el problema del desarrollo de la competencia argumentativa en el nivel superior.  Se partió del hecho de que las habilidades argumentativas básicas que poseen los estudiantes al ingresar a la universidad están estrechamente relacionadas con la escasa práctica del discurso persuasivo, pero sobre todo con el tipo de pensamiento  que desarrollan en la vida cotidiana y que trasladan al ámbito disciplinar  propio de la educación superior, pensamiento con el que están sujetos a interactuar en la vida  académica y profesional.  El objetivo de este trabajo fue reflexionar sobre la importancia de la argumentación como herramienta de pensamiento y persuasión con miras a generar competencias que favorezcan en el estudiantado condiciones óptimas para la construcción y expresión de opiniones.  Se llegó a la conclusión de que aprender a argumentar implica aprender a pensar, y aprender a pensar requiere estar en contacto con situaciones abiertas de diálogo y discusión.  Para ello es necesario que nuestros estudiantes investiguen y se informen.  Para opinar, nuestros estudiantes necesitan contrastar puntos de vista, identificar posturas o posiciones similares o diferentes de las propias, y la única vía para hacerlo es a través de los infinitos y variados discursos que circulan en contextos especializados.

Un tercer y último antecedente se sitúa en el proyecto académico presentado por el profesor Elpidio Canela, docente del departamento de Humanidades  de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra PUCMM) y participante del doctorado en Estudios del Español: Lingüística y Literatura.  Este proyecto, publicado en el Seminario de Lectura y Escritura, 2016,  se enmarca en el  trabajo final de investigación-acción, correspondiente al Diplomado de Lectura y Escritura a través del Currículo de Educación Superior, coordinado por el Centro de Excelencia para la investigación y Difusión de la Lectura y la Escritura (CEDILE).  El  proyecto fue titulado Producción de textos argumentativos como recurso para la comprensión de los procesos históricos.  El objetivo del mismo ha sido implementar estrategias discursivas-pragmáticas que contribuyan al desarrollo de juicio crítico y de valor de los hechos y acontecimientos históricos.  El proyecto surgió en virtud de la ausencia de criticidad por parte del alumnado, criticidad sustituida por la memorización y repetición de acontecimientos.  Para su implementación fueron puestas en prácticas distintas actividades vinculadas a la implementación de paneles, tertulias, informes y ensayos críticos-valorativos que fomentaron el juicio de valores y la asunción de acontecimientos históricos.  El proyecto concluyó con la puesta en ejecución de artículos argumentativos, por lo que su implementación fue significativa y satisfactoria.

 

Justificación

 

Todo acto discursivo, como resultado de una práctica social, es definido por Calsamiglia y Tusón (2007) como complejo y heterogéneo.  Es complejo en virtud de los distintos modos de organización en que se puede manifestar; además de los diversos niveles que entran en su construcción, desde las formas lingüísticas más pequeñas hasta los elementos lingüísticos contextuales y extralingüísticos o históricos culturales.  Es heterogéneo por estar regulado más allá del plano gramatical por una serie de normas, reglas y principios de carácter textual y sociocultural que orientan y conducen a la construcción de piezas discursivas coherentes y apropiadas a cada situación y ámbito de comunicación.

Por lo tanto, la construcción discursiva, la enunciación como tal, no es un acto simple, aunque en apariencia parezca superficial o mecánica; más bien,  implica un proceso interactivo mucho más complejo, que incluye la continua interpretación de intenciones (verbales y no verbales), así como de forma: directa o indirecta.  Por ello, la construcción discursiva demanda, entre otros asuntos, tomarme y tomar en cuenta  intenciones, ideologías, estrategias discursivas y modalidades a las que estamos expuestos como miembros de grupos socioculturales, pertenecientes a una comunidad discursiva.

En consecuencia, al abordar esta realidad, sumergida en la pragmática discursiva, hemos de reconocer que el tratamiento de esta temática implica adentrarnos en el entramado de las relaciones sociales;  reconocer y admitir que formo parte de un entramado ideológico en el que puedo y debo tener voz para anunciar y denunciar cuando sea necesario.  Así pues, hemos de estar preparados para enfrentar la vida social y cultural de forma variada y compleja, en combinación de factores verbales, gestuales y paratextuales.  Por ello estamos llamados a no descartar el contexto, el cual exige observar el marco en el que se elaboran y manifiestan piezas discursivas, basadas en técnicas, métodos y procedimientos de análisis.

Por todo lo anterior, entendemos que la magnitud de este trabajo implica más que un aprendizaje, un llamado a la conciencia discursiva de los usuarios de la lengua en contextos reales.  Ya no solo se trata de establecer o prescribir normas y conceptos; mucho menos teorizar sobre la lengua.  Más bien pretendemos ver la lengua más allá de la articulación, por medio del habla, más que un simple instrumento de comunicación y más allá de la transcripción gráfica mediante la escritura o grafía.  Al presentar esta propuesta,  apostamos a la construcción de un sujeto nuevo y liberado.  Nuevo en su rol y desempeño comunicativo y liberado en su expresión.  Con todo y esto,  estamos convencidos de que en lo adelante todo acto discursivo-argumentativo consciente estará marcado por unos indicadores pragmáticos, cuyas piezas contribuirán a la eficiencia y la eficacia comunicativa al servicio de un sujeto distinto en su rol argumentativo, un sujeto que responda a las necesidades comunicativas personales, sociales, familiares, intelectuales, como bien demanda el mundo de hoy; un sujeto que alcance los más altos estándares de comunicación; un sujeto que tenga el don de hablar y comunicar asertivamente, sin prejuicios, sin limitaciones y, sobre todo, con un alto poder de convencimiento.

Estamos más que seguros del aporte que ofrecemos a nuestra Universidad y con ello a nuestra sociedad presente y futura, que gozará de líderes profesionales quienes  entre otros atributos se distinguirán por su dominio expresivo y comunicativo.

 

Aval teórico

Los tópicos que abordaremos a continuación son el resultado de lecturas, análisis y reflexiones vinculadas al campo de estudio seleccionado en esta propuesta.  Con este aval teórico pretendemos trazar, brevemente,  los lineamientos conceptuales, emanados de fuentes primarias, que coadyuven a fortalecer, posteriormente,  nuestro análisis que estará basado y amparado por este marco de lineamientos no solo teóricos, sino también metodológicos.  Los tópicos a desarrollar serán congruentes al pragmatismo, vinculado al objeto de análisis del discurso en este espacio: La argumentación escrita.

 

El papel de los géneros discursivos en el proceso de enunciación

El uso del lenguaje está enmarcado en los géneros discursivos.  En ese sentido, María Cristina Martínez (2005) nos dice que cuando aprendemos a hablar, equivalente a escribir, lo hacemos a través de la modelización que nos impone el género discursivo cotidiano del ámbito social en el que nos encontremos.

Bajtín (1929:1984), citado por Martínez (2005, pag.43), establece una correlación entre los dominios de la actividad humana y la utilización del lenguaje, entre la práctica social enunciativa y las formas típicas de los enunciados; una correlación que ofrece un criterio denominado sociodiscursivo para una identificación más clara de la noción de género discursivo.  “Esta caracterización sociodiscursiva del género permite, precisamente, explicar la aparición y desaparición de los géneros discursivos y la evolución misma de las instituciones sociales en su íntima función con los discursos que las significan”, aclara Martínez (2005, pag.44).  En efecto, un género discursivo estará siempre relacionado con una práctica social humana, cuyo contrato social de habla  y propósito lo delimita y distingue de otros. Es por esto que habrá tantos géneros discursivos como prácticas sociales enunciativas se realicen en una comunidad.

En definitiva, desde el momento en que escuchamos o leemos un discurso, identificamos, por su organización composicional y por el léxico utilizado, el género discursivo en el cual se enmarca.  Es por ello que toda práctica enunciativa, por sencilla que sea, se adapta a un género determinado.  De ahí la importancia de asumir una postura consciente al momento de abordar un género, bien sea para emitir o recibir mensajes.

 

 

La enunciación, indicador fundamental en el proceso discursivo

El acto de formular enunciados o enunciación como práctica lingüística  excede significativamente el conocimiento de reglas gramaticales.  Esto así, según Marta Marín (2008),  ya que no son solo reglas lingüísticas lo que se pone en juego, sino todo el aparato psíquico (deseos, cultura, ideología) y social (cultura, ideología, poder) que se compromete en el acto de comunicación, y que hace utilizar el lenguaje de diversos modos y con diversas elecciones enunciativas.

Según Marín (2008), cuando un hablante se comunica verbalmente utiliza el sistema de la lengua, que es abstracto.  Esa utilización constituye una realización individual que constituye una apropiación de ese aparato formal.  Al hacerlo, utiliza los recursos del sistema para transmitir un mensaje atravesado por las ideas y las emociones del sujeto.  Este acto individual de utilización del sistema lingüístico se denomina enunciación.  Al respecto, Marín (2008, pág. 78) expresa: “Los sujetos que se comunican no son entidades abstractas ni dispositivos mecánicos, son sujetos, esto es personalidades portadoras de y atravesadas por el deseo, la emoción y la ideología”.

Lo que se transmite en cualquier acto de comunicación, por lo tanto, no es información, sino la manera en que los sujetos que se comunican consideran esa información.  En efecto, si un usuario de la lengua elige diminutivos, por ejemplo, probablemente esté expresando un matiz efectivo o demuestre que se está dirigiendo a un menor de edad.

En otro orden, el concepto de enunciación no remite a fenómenos físicos como la fonación o la escritura.  Este concepto más bien refiere a que en un enunciado hay elementos lingüísticos que no tienen el valor de una información que se comunica, sino que son huellas que deja en el enunciado el sujeto que lo ha producido.  Estas huellas son formas gramaticales y léxicas que el sujeto que enuncia ha elegido usar, y esa elección es portadora de sentidos.  El uso de una palabra u otra, de una forma de decir u otra, no es indiferente, es una marca que significa y puede ser interpretada.

La teoría de la enunciación y el análisis del discurso han categorizado estas huellas en: índices de personas (yo-tú-él), que marcan a los partícipes de la comunicación y a su referencia; índices espacio-temporales (aquí, ahora, esto), que señalan el espacio y el tiempo inherentes a la situación comunicativa; tiempos verbales, que indican en el presente el momento de la enunciación y otros tiempos que se organizan a partir de ese eje; cargas valorativas en el léxico seleccionado, que aparecen como expresión de la subjetividad del sujeto que enuncia; y, finalmente está la polifonía, es decir, la aparición de otras voces dentro de un mismo enunciado.

 

Las fuerzas sociales de la construcción enunciativa

El enunciado es el resultado de la toma en cuenta del locutor y del interlocutor en relación a un acontecimiento discursivo.  En ese sentido, Martínez (2005) refiere que el enunciado es el escenario en el que se construyen fuerzas sociales enunciativas en relación con la imagen del locutor, en términos de enunciador, con la imagen del interlocutor, en términos de enunciatario, y, la imagen del tercero o voz ajena, en término de los enunciados.  Tres son, entonces, los sujetos discursivos  responsables de la dinámica enunciativa en un discurso: el enunciador, el enunciatario y la voz ajena.

El enunciado es, entonces, el espacio discursivo donde se construyen puntos de vista diversos, relaciones jerárquicas, grado de proximidad o lejanía…”Es también el lugar  donde se construyen apreciaciones que convocan igualmente niveles de jerarquía y grados de jerarquía en relación con la palabra ajena o el acontecimiento referido”, aduce Martínez (2005, pág.75).

Cuando hablamos de imágenes en el discurso, hablamos no de sujetos hablantes empíricos, sino de sujetos discursivos, de la forma como los hablantes interactúan a través del discurso: puntos de vista, grados de intimidad…Es por esto que en todo discurso encontraremos imágenes del enunciador, del enunciatario y de lo enunciado o voz referida.

 

 

Actos de habla y construcción de identidad discursiva

En todo enunciado se realizan actos discursivos o actos de habla.  Al respecto, Gerardo Roa (2016, pág. 182), citando a Escandell (2013, pág. 62) y a Benavides (2013, pág. 13) nos define el acto de habla como la acción de hablar o realización lingüística que se produce cuando los hablantes se comunican entre sí.  Esta definición es coherente con los planteamientos de Van Dijk (1997, pág.90), también citado por Roa (2016, pág. 182) cuando sostiene que “Los actos de habla son realmente acciones realizadas con la intención de lograr una determinada intención comunicativa”. Es por esto que los actos discursivos, o actos de habla, estarán íntimamente relacionados con el tipo de interacción social enunciativa que se busca mostrar, con las jerarquías, los grados de intimidad e interrelación con terceros; con los énfasis en las tonalidades, las intenciones y propósitos construidos en el marco de la dimensión dialógica del lenguaje.

 

Polifonía y argumentación

Martínez (2005, pág.98), citando a Bajtín expresa: “El autor de un enunciado no se expresa directamente, sino que pone en escena, en el mismo enunciado, varios personajes, varios enunciadores.  Así, para comprender el sentido de un enunciado, es necesario identificar la interacción o confrontación de las diferentes voces que aparecen en el enunciado, y de los puntos de vista que en él se presentan, pues el autor del texto no es único responsable de todo lo que en el texto se dice.

 

La polifonía textual: intertextualidad

Ducrot, también citado por Martínez (2005, pág.98), propone distinguir dos sujetos discursivos diferentes al autor empírico del discurso: el locutor y los enunciados.  El primero es el responsable del enunciado (el cual no siempre coincide con el autor empírico, ya que en ocasiones en un enunciado se presenta una colectividad como responsable del enunciado), en virtud de que en los enunciados aparecen varios locutores responsables de enunciados anteriores, diferentes del enunciado que los refiere, como sucede, precisamente, en el discurso referido.  Se trata de voces textuales que se evidencian a través del enunciado.  Los enunciados, por su parte, se expresan a través del discurso sin que necesariamente haya una atribución de palabras precisas.  Son los agentes de los actos o de los puntos de vista presentados en el discurso.

Generalmente, en el enunciado se muestran dos enunciadores  con puntos de vista diferentes que se evidencia tanto a través de las diversas voces textuales del enunciado, como a través del tono fundamental que esta toma.  Se establece, entonces, una relación entre locutor y enunciadores: el locutor, si bien es responsable del enunciado y de la escogencia de los enunciadores, no lo es de todos los puntos de vista adoptados por ellos.  En ese sentido, el locutor puede presentar diversas perspectivas y jerarquiza los enunciadores y sus puntos de vista.  Para ello toma tres caminos: en primer lugar,  se identifica con el enunciador y, por tanto, el punto de vista es el objetivo principal del enunciado.  En segundo lugar, manifiesta una aprobación, y, por tanto, se une a ellos a través de un acuerdo con un punto de vista general o presupuesto por todos.  Y, en tercer lugar, se opone a los puntos de vista y los presenta como injustificados.  El locutor no se asimila con el punto de vista, no se le atribuye a ningún enunciador.

 

Orador vs. Auditorio/destinatario

Cualquier orador que procure eficacia de su pieza discursiva, tendrá que adecuarse al auditorio.

El locutor de un texto se enfrenta a una variación en la intensidad de la adhesión, por parte del auditorio, a la tesis presentada.  Es por ello que las condiciones psicosociales del auditorio no le pueden ser indiferentes;  de lo contrario,  correría el riesgo de que la argumentación no tuviese ni razón de ser ni efecto alguno, sostiene  Perelman (1989:20), citado por Martínez (2005, pág.165).

En ocasiones, el orador se enfrenta al auditorio heterogéneo, lo cual le exige una organización y uso de argumentos diversos, adaptados a cada grupo, o miembro, del auditorio.  El orador que tiene en cuenta esa heterogeneidad es considerado un buen orador, pues ha escogido los argumentos que considera más convincentes y oportunos para cada grupo de su auditorio.  Así, el autor de un texto descompone su pieza discursiva en tipos de argumentos diversos, en relación a su intención y a la heterogeneidad del auditorio.  De esa manera crea una dinámica enunciativa, ya no desde el punto de vista del enunciador, sino desde los diversos enunciatarios, y su relación con los diversos auditorios convocados en el texto.

Es así como la validez de la argumentación está supeditada al auditorio y los principios de organización del género discursivo particular y su auditorio.

 

La argumentación: Nivel pragmático

Con fines teóricos, teniendo en cuenta los aportes de las distintas consideraciones acerca de la argumentación, consideraremos ciertos aspectos, considerados de utilidad, para el análisis del discurso argumentativo.  En esta ocasión, solo haremos mención al que nos interesa, dada la naturaleza de este estudio: el pragmatismo, aunque entendemos que no deben descartarse otros aspectos, vinculados al nivel global y local que por razones ya conocidas abordaremos en otros espacios.

Si tenemos en cuenta que toda argumentación depende de la situación en la que se produce, podemos proponer un primer nivel de análisis que permita situar a los participantes en su marco situacional, indicar la fuente institucional del discurso, los status, los roles, las posturas respectivas, los valores y todos los datos que pre-construyan el discurso argumentativo.

 Siguiendo a Masseroron (1997), citado por Padilla (2011, pág.35), podemos distinguir tres tipos de categorías contextuales: Una situación potencial, que ocupa el lugar institucional que rige los géneros de discurso; una situación actualizada, referida a la situación particular y los participantes respectivos investidos de sus roles y sus expectativas; y un contexto polémico, o sea, una base de desacuerdo que separa a los participantes y que define los parámetros de un cuadro de discusión.  Sin embargo, cabe destacar que para que sea posible el avance de las discusiones, es necesaria una base de acuerdo, esto es un mínimo de valores, creencias o datos compartidos que garanticen el desarrollo de un intercambio argumentativo.

Refiriéndonos al contexto, hay una situación en la que se instaura un objeto de pensamiento cualquiera como problemático o discutible.  El enunciador, denominado por Padilla (2011) protagonista o proponente, construye sobre ese objeto su propio punto de vista o tesis. Esta  será el punto de vista o postura que tiene el enunciador sobre ese objeto de discusión.

El enunciador justifica con uno o más argumentos una tesis explicitada desde el comienzo, sin tener en cuenta si hay o no otras posturas sobre el objeto de argumentación.  A esto le llama Padilla (2011) estrategia justificada.  Mientras que la estrategia será polémica, cuando el enunciador contrapone su propia postura o tesis propuesta con otras posturas opuestas para refutarlos y concluir reforzando su propia postura.  En cambio, la estrategia será deliberativa siempre que el  enunciador no manifiesta de entrada una posición tomado con respecto a un tema, sino que proporciona elementos de juicio para llegar finalmente a la tesis o conclusión que constituye su propia postura.  Esta estrategia, según Padilla (2011), es más sutil y manifiesta un mayor grado de dominio de la argumentación por cuando no predispone de entrada al destinatario con una posición firme a favor o en contra de un tema, sino que gradualmente lo va llevando a aceptar la misma conclusión que él defiende.

 

Las prácticas discursivas en el discurso escrito

Así como en la oralidad la práctica generalizada y primordial es la conversación, en lo que respecta a la escritura nos encontramos con una gran diversidad textual que se ha ido generando en los distintos ámbitos de la vida social en aquellas sociedades en las que la escritura ha venido a formar parte sustancial de los hábitos y formas de vida. 

De acuerdo con Calsamiglia y Tusón (2007), los géneros discursivos escritos se han constituido históricamente como prácticas sociales ligadas a cada cultura y a cada sociedad.  En cada ámbito profesional se generan actividades escritas con valor funcional, etiquetadas socialmente.  Son innumerables los escritos habituales más o menos elaborados y creativos.

Vale la pena destacar que el texto escrito ha constituido en nuestra cultura el modo de representación del conocimiento.  La reflexión y la abstracción se han potenciado a través de la escritura, al tiempo que esta ha permitido el desarrollo de ámbito en que se refleja el punto más alto  de la abstracción y la especialización: los lenguajes formales y la terminología especializada.  Esta capacidad de la escritura para transmitir y producir conocimiento le ha conferido un valor epistémico y la ha asociado culturalmente al avance del saber

 

La argumentación como modo de organización

La argumentación, como secuencia textual, ya sea dominante o secundaria, aparece en muchas de las actividades discursivas características  de la vida social pública o privada.  Se argumenta en la conversación cotidiana, en una entrevista para conseguir un empleo, en un debate…Se argumenta, en fin, en cualquier situación en la que se quiere convencer  o persuadir de algo a una audiencia.

En un sentido más amplio, la argumentación es una práctica discursiva que responde a una función comunicativa: la que se orienta hacia el receptor para lograr su adhesión.  La demostración lógica también se basa en argumentos, pero de orden distinto a la argumentación en sí.  Así pues, la argumentación en la lógica formal, basada en criterios veritativos, es diferente a la que se utiliza en lo que podríamos llamar lógica de la experiencia, ya que esta última, si bien puede estar basada en hechos observables, está siempre ligada a un mundo de valores y creencias, a una ideología que depende de la cultura de cada comunidad de hablantes y que cobra su valor de verosimilitud en el marco de cada grupo sociocultural.

Calsamiglia y Tusón (2007) atribuyen las siguientes características a la argumentación: objeto: cualquier tema controvertido, dudoso, problemático, que admite diferentes maneras de tratarlo.  Se puede formular como pregunta.  Locutor: Ha de manifestar una manera de ver e interpretar  la realidad, una toma de posición.  Expone la opinión a través de expresiones modalizadas y axiológicas.  Carácter: polémico, marcadamente dialógico.  Se basa en la contraposición de dos o más posturas.  Los enunciados se formulan en relación con los enunciados de otros.  Se manifiesta la oposición, el contraste, la provocación…Objetivo: provoca la adhesión al convencimiento y a la persuasión.

 

Adecuación al discurso argumentativo escrito

Cualquier lengua en su proceso discursivo presenta variaciones: todos los miembros de la comunicad lingüística no hablan ni escriben de la misma forma, tampoco utilizan la lengua del mismo modo en las diferentes situaciones comunicativas.  Cada persona puede escoger entre usar su variedad dialectal o estándar.  Cada situación requiere el uso de un registro particular que está determinado por el tema del que hablamos o escribimos, por el canal de la comunicación, por el propósito perseguido y por la relación entre los interlocutores.  Si queremos informar a alguien seremos objetivos e imparciales; sin embargo, si lo que pretendemos es convencer, seremos subjetivos y parciales.

Lo anterior es lo que  Daniel Cassany (1989) denomina adecuación, considerada como propiedad del discurso que determina la variedad (dialectal/estándar) y el registro (general/específico, oral/escrito, objetivo/subjetivo; formal/informal) que hay que usar en un contexto determinado.  En ese sentido, entiende este autor que los escritores competentes son adecuados y conocen los recursos lingüísticos propios de cada situación discursiva.  Saben cuándo hay que utilizar el estándar y también dominan los diferentes registros de la lengua.

 

 

 

 

Población y método

La población objeto de estudio estuvo conformada por un universo de 25 estudiantes, correspondiente a la asignatura de Español II (LET-102), desarrollada durante el período académico 3-2015-2016 (PUCMM-CSTA).  De esta población se ha tomado una muestra representativa de un 5% del estudiantado, cuyo único requisito ha sido haber tomado el curso de Español II

Nos hemos referido al discurso escrito argumentativo por ser la argumentación el contenido fundamental en este curso, como se verá en el programa anexo, correspondiente a esta asignatura.

Para proceder al análisis, partimos de un instrumento de carácter anónimo.  En el mismo solicitamos al estudiantado redactar un ensayo argumentativo-reflexivo, a partir de la siguiente pregunta: ¿Qué le ha aportado el curso de Español II a su formación personal y profesional? Justifique su respuesta basándose en hechos, vivencias, situaciones y experiencias, en general, a lo largo del curso.

Para responder, los estudiantes disponían de una extensión de una a dos páginas, manuscritas, a lápiz, preferiblemente.  No hubo limitación del tiempo.

Los estudiantes fueron seleccionados al azar.  El instrumento se le aplicó fuera del salón de clase habitual para evitar distracción alguna.  Se le permitió utilizar recursos de apoyo que les fueran de utilidad para argumentar la pregunta: apuntes, libretas, materiales de apoyo…

 

Tipo de estudio realizado

Este ha sido un estudio de carácter cualitativo, dada la naturaleza del mismo, el cual consiste en observar, analizar e interpretar en el corpus escrito del estudiantado cómo se pone de manifiesto el perfil pragmático en el discurso argumentativo desarrollado.  El análisis de los resultados será interpretado a la luz del aval teórico desarrollado anteriormente.

Análisis de los resultados

El análisis de los resultados obtenidos estará basado en los siguientes aspectos, emanados de las teorías consultadas:

1.- Basado en la asunción del género discursivo

2.- Basado en las marcas de enunciación como componente expresivo

3.- Basado en la interrelación discursiva: enunciador-intención-destinatario

4.- Basado en las polifonías de la enunciación

5.- Basado en el contexto o ámbito situacional

6.- Basado en el registro o formato escrito

7.- Basado en la adecuación

 

1.- Basado en la asunción del género discursivo

Al momento de abordar el género discursivo, ante una situación discursiva, ya sea oral o escrita, es necesario considerar el ámbito en que este se recrea.  Ante la situación presentada al estudiantado, objeto de estudio, es evidente que se trata de un género o ámbito académico, dada la empatía entre la pregunta y la culminación de un curso de grado en el nivel superior.  En efecto, se ha de esperar en el acto discursivo (argumentación) un léxico académico apropiado a las circunstancias comunicativas, un tono y un ritmo característico a la tipología y dimensión textual, así como un formato discursivo pertinente a la denominación discursiva-argumentativa: ensayo.

No obstante, hemos observado que un 7% de las producciones se alejan del género en tanto que el léxico utilizado, muy reducido y repetitivo, así como el tono y el formato de presentación no satisfacen del todo el género.  El tono es muy cortante y frío.  Recordemos lo que bien nos sugería María Cristina Martínez al respecto: “Hablar o escribir equivale a la modalización que impone el género cotidiano del ámbito social en el que nos encontremos.

 

2.- Basado en las marcas de enunciación como componente expresivo

El componente expresivo, derivado de la enunciación, en un 8% de las producciones se ha visto afectado por cuestiones o aspectos de forma, entiéndase formalidad en la presentación, con letras alteradas, márgenes excesivos y pronunciación marcada entre un espacio y otro.  Lo que significa que hay una tendencia en cuidar más la forma que el fondo.  Esto así, ya que hubo de observarse en los argumentos, la carencia de firmeza, indicios, autoridad…Da la sensación, en apariencia, que es más importante el cómo se ve a qué digo o expreso.  Al respecto, Marta Marín expresa que el acto de formular enunciados excede significativamente el conocimiento de reglas gramaticales.  Pero no solo gramaticales, sino también formales. En general, la expresión ha estado condicionada por una serie de reglamentos de elegancia y atractivo, que, si bien en cierto elogian el carácter visual de la producción, en ocasiones no permiten decir lo que se tiene que decir con libertad y fluidez.

 

3.- Basado en la interrelación discursiva: enunciador-intención-destinatario

En ocasiones, cuando hablamos o escribimos estamos más concentrados en qué decir que a quién, por qué y para qué decirlo.  En consecuencia, no se proyecta una interrelación discursiva de actuantes.  Es lo que se refleja en un 8% de las producciones analizadas.  Se evidencia más cuidado y atención en el objeto del que se habla o se escribe, en satisfacer la respuesta a una pregunta,  que en él o los sujetos involucrados: el yo y mis circunstancias discursivas y el tú como elemento también protagónico.  Al respecto ha expresado María Cristina Martínez que el enunciado es el resultado de la toma en cuenta del locutor y del interlocutor en relación a un acontecimiento discursivo.

 

4.- Basado en las polifonías de la enunciación

Difícilmente hablamos o escribimos excluyendo hechos, eventos o acontecimientos del entorno.  Es que todo discurso conlleva una serie de ecos o voces alternativas, hasta cierto punto imprescindibles.  El estudiantado de estas producciones supo manejar estas voces o ecos polifónicos al hacer referencia, por ejemplo, a lo que en algún momento hizo o dijo su maestro, a lo que expresó algún compañero de clase, a lo que decía en tal libro equis autor.  Y es así como los argumentos adquirieron mayor fuerza y solidez en la medida en que fueron sustentados o respaldados por el discurso polifónico de la enunciación.  Al respecto, recordemos lo que dice Bajtín: El autor de un enunciado no se expresa directamente, sino que pone en escena, en el mismo enunciado, varios personajes, varios enunciadores.

 

5.- Basado en el contexto o ámbito situacional

Es el contexto quien define la postura o posición de quien habla o quién escribe, en función del escenario en que se recrea el discurso: qué voy a decir, a quién lo voy a decir, cuándo y cómo…En ese sentido, lo que decimos queda circunscripto a un ambiente, no solo físico, que refleja y recrea la realidad plasmada en intereses, necesidades, deseos.  Y es así como las producciones objeto de análisis, en un 6%, hasta cierto punto respetan el contexto en cuanto al cuidado y la disposición, por un lado, y en cuanto a la formalidad y el cuidado por otro lado. Esto se evidencia en unas producciones que se caracterizan por la interrelación pregunta-respuesta.  Se aprecia, desde luego, una reacción ante una realidad que se enmarca en la necesidad de alguien que quiere saber algo (en este caso el profesor que pregunta y el alumno que inmediatamente responde) en un contexto específico de la realidad.

 

 

 

 

 6.- Basado en el registro o formato escrito

Parte del mismo contexto lo constituye la forma o manera de hablar o escribir y la adaptación a esta circunstancia.  Si bien es cierto que cuando hablamos o escribimos emitimos o producimos mensajes, el estilo que adoptamos cuando hablamos no será el mismo que utilizamos cuando escribimos.  Sin embargo, en las producciones revisadas, hemos podido apreciar ciertos rasgos correspondientes a la oralidad, plasmados en la escritura.  Es el caso de ciertas muletillas como “bueno”, “oh”.  Y repeticiones de frases como “entonces”, “y cuando, entre otras.  Significa que hay una tendencia muy marcada de la oralidad en la escritura.  Pero habremos de entender que son dos realidades o circunstancias totalmente diferentes y por eso tendremos que distinguir conscientemente un discurso de otro.

 

7.- Basado en la adecuación

Entendemos que, para diagnosticar la adecuación de un texto, habrá de considerarse varios aspectos inherentes al mismo.  No obstante, esta vez haremos referencia a la adecuación en función del discurso producido en tanto que es: de registro escrito-formal; de ámbito académico; de tipología narrativa y de dimensión ensayística.  Solo nos falta referirnos a las dos últimas: la tipología y la dimensión.  En cuanto a la tipología (narrativa) hay una secuencia temporal bien manejada por el estudiantado, reflejada en el manejo de los verbos o formas verbales: me ha ayudado, en esta materia aprendí, el curso fue bueno…A esto se suma la secuencia progresiva del relato de lo que ha significado el curso de español.

No resulta así en la dimensión ensayística, dada la ausencia de subjetividad como producto de la reflexión y la interpretación.  Un 8% del estudiantado se limita a responder a la pregunta, tal vez porque se ha visto comprometido a dar respuesta a una interrogante, ajena a la estética discursiva y a matices expresivos que caracterizan al discurso ensayística.  Aquí pudo haber influido la improvisación.

 

Conclusiones

Al finalizar el análisis de este estudio, hemos llegado a la conclusión de que los rasgos pragmáticos, presentes en el discurso argumentativo-escrito, en el estudiantado de Español II, deberá ser más tomado en cuenta por las siguientes razones:

-  Las producciones escritas se alejan del género, en tanto que el léxico utilizado está muy reducido y repetitivo.  El tono y el formato de presentación no satisfacen del todo el género.  El tono es muy cortante y frío. 

-  El componente expresivo, derivado de la enunciación, se ha visto afectado por cuestiones o aspectos de forma, entiéndase formalidad en la presentación, con letras alteradas, márgenes excesivos y pronunciación marcada entre un espacio y otro. 

-  Se evidencia más cuidado y atención en el objeto del que se habla o se escribe, en satisfacer la respuesta a una pregunta, que en él o los sujetos involucrados: el yo y mis circunstancias discursivas y el tú como elemento también protagónico.

-  El estudiantado de estas producciones supo manejar estas voces o ecos polifónicos al hacer referencia, por ejemplo, a lo que en algún momento hizo o dijo su maestro, a lo que expresó algún compañero de clase, a lo que decía en libro equis autor.

- Las producciones objeto de análisis respetan el contexto en cuanto al cuidado y la disposición, por un lado, y en cuanto a la formalidad y el cuidado por otro lado. Esto se evidencia en unas producciones que se caracterizan por la interrelación pregunta-respuesta.  Se aprecia, desde luego, una reacción ante una realidad que se enmarca en la necesidad de alguien que quiere saber algo (en este caso el profesor que pregunta y el alumno que inmediatamente responde) en un contexto específico de la realidad.

 

 

-En las producciones revisadas hemos podido apreciar ciertos rasgos correspondientes a la oralidad, plasmados en la escritura.

- La dimensión ensayística es débil dada la ausencia de subjetividad como producto de la reflexión y la interpretación. 

 

Recomendaciones

-Trabajar el léxico orientado al género discursivo en que se recrea el texto.  Bien podrían asignarse lecturas en las que se destaque el vocabulario genérico, conforme al discurso.  De igual manera, sugerimos completar enunciados con la palabra o término que corresponda con el género.

- Desarrollar producciones discursivas por procesos, destinadas a satisfacer las necesidades comunicativas del usuario.  Esto sería a partir de un plan o esquema de desarrollo, en el cual el estudiante asuma su rol, postura e intención discursiva.

- Crear espacios para el análisis de los sujetos discursivos de la enunciación: enunciador, intención, voces y destinatarios.  Esto con el objeto de que el estudiante asuma estos componentes, además de los aspectos formales de la lengua, presentes en el discurso.

- Destacar en el discurso elementos polifónicos que coadyuven a la intención, rol y postura del enunciador.  Asimismo, fortalecer en las producciones la incorporación de voces ajenas que fortalezcan su riqueza argumentativa.

- Establecer distinciones entre el registro oral y el registro escrito.  Para ello, se sugiere crear situaciones discursivas, tanto de habla oral como escrita, tanto para hablar como para escribir.

- Asumir los rasgos característicos del ensayo como género inmerso en la argumentación.  Para ello se sugiere apreciar sus rasgos formales, estilísticos y discursivos, diferenciándolo de otras piezas discursivas-argumentativas.

Anexo I: Aplicación de instrumento

Este instrumento es anónimo; por lo tanto, no coloque ni su nombre ni su matrícula.  Solo limítese a responder al mandato solicitado.  Para ello, puede utilizar cualquier recurso que le permita fortalecer su respuesta: apuntes, cuaderno, material de apoyo… La extensión de la producción es de una a dos páginas, preferiblemente a lápiz.  Usted maneje su tiempo.

¿Qué le ha aportado el curso de Español II a su desarrollo personal y profesional?

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Anexo II: Programa de asignatura

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA MADRE Y MAESTRA (CSTA)

DEPARTAMENTO DE ESPAÑOL

Programa de Español II (LET-102)

                                                

1. DESCRIPCIÓN:  

Conceptualizar la realidad, intelectualizar el mundo, son necesidades tan arraigadas

en la naturaleza humana como la expresión lírica, el relato de acontecimientos o la

representación de diálogos. El género argumentativo ha dado cauce a la expresión de tal

impulso a través de formas históricas diversas, que han ido desde los diálogos platónicos

hasta los ensayos contemporáneos. La argumentación es un modo de razonamiento

vinculado con la concepción humanista, que contempla la pluralidad y la discrepancia y está

en la base de la sociedad democrática. Desde la Retórica antigua, que pone las bases de la

argumentación, hasta los más recientes modelos argumentativos, que integran la lógica, la

pragmática y la lingüística del texto, el objetivo de Español II es la formación en el campo

de un modo expresivo de enorme riqueza comunicativa y utilidad social. Después de la

formación de Español I, se pretende que los alumnos se adiestren en la interpretación y

manejo de unas técnicas que gozan de siglos de perfeccionamiento y que se han acabado

convirtiendo en un modelo explicativo de toda comunicación textual humana.

 

2. COMPETENCIAS:

   1. Comprende la estructura, las características, las técnicas y los recursos lingüísticos

de un texto argumentativo, siendo capaz de distinguir una argumentación correcta

de otra falsa (falacia).

   2. Domina el arte de la persuasión: es capaz de persuadir o convencer a un auditorio

de cualquier tesis, a través de un discurso razonado, atrayente y conmovedor.

   3. Reconoce los rasgos propios del género histórico del ensayo: su temática, su

estructura, su forma verbal, su función, su finalidad, etc.

   4. Es capaz de redactar un ensayo claro en su estructura, convincente en su

argumentación, depurado en su gramática y formalmente bello.

   5. Lee críticamente textos ensayísticos, abordándolos desde múltiples enfoques y

puntos de vista. Es competente en su análisis, logrando destacar tanto sus aciertos

(argumentativos, humanísticos, estilísticos, etc.) como sus yerros.

 

 3. CONTENIDOS:  

1. Cómo argumentar:

1.1. Noción de argumento

1.2. Estructura de los argumentos.

1.2.1. Conclusión.

1.2.2. Premisas.

1.2.3. Garantía.

1.3. Técnicas argumentativas:

1.3.1. Estrategias retóricas.

1.3.1.1. Docere.

1.3.1.2. Delectare.

1.3.1.3. Movere.

1.3.2. Tipos de argumentos.

1.3.3. Tipos de malos argumentos: falacias.

1.4. Recursos lingüísticos de la argumentación:

1.4.1. Léxico.

1.4.2. Elementos fónicos: entonación y pausas.

1.4.3. Conectores.

1.4.4. Estructura informativa.

1.5. Los agentes de la comunicación y la argumentación.

1.5.1. Emisor: sujeto empírico, locutor y enunciadores.

1.5.2. Receptor: auditorio, destinatario y alocutario.

 

 

 

 

 2. El ensayo:

2.1. El género argumentativo y los géneros históricos.

2.2. La constitución histórica del ensayo.

2.3. Tema:

2.3.1. Temas de la realidad efectiva.

2.3.2. Temas de la interpretación de la realidad.

2.4. Estructura:

2.4.1. Estructura básica: tesis-justificación.

2.4.2. Variaciones y superestructuras históricas.

2.5. Forma verbal:

2.5.1. Modo expresivo exegematicum.                      

2.5.2. Otros modos expresivos.

2.6. Agentes de la comunicación.

2.6.1. Monología.

2.6.2. Subjetivismo.

2.6.3. El pacto de “sinceridad”.

2.7. Función y finalidad:

2.7.1. Efectos perlocutivos.

2.7.2. El ensayo en el contexto democrático.

            2. 8. Antología y otros ensayos

 

 

 4. EVALUACIÓN:

Pruebas
Fechas
Porcentaje
Primer parcial
28 y 29 de junio
25 %
Segundo parcial
25 y 26 de junio
25%
Examen final
Por determinar
30%
Participación
A lo largo de todo el período
20%
Total
 
100%

 

 

 5. BIBLIOGRAFÍA:

ALBALADEJO Mayordomo, Tomás. Retórica. Madrid: Síntesis, 1993.

ÁLVAREZ, Miriam. Tipos de escrito II: exposición y argumentación. Madrid: Arco Libros, 1994.

ANSCOMBRE, Jean Claude y Oswald DUCROT. La argumentación en la lengua. Madrid: Gredos: 1994.

ARENAS CRUZ, María Elena. Hacia una teoría general del ensayo. Construcción del texto ensayístico. Ediciones de la Universidad de Castilla la Mancha: Cuenca, 1997.

ARISTÓTELES. Retórica. Madrid: Alianza, 2000.

BORDES SOLANAS, Montserrat. Las trampas de Circe. Falacias lógicas y argumentación informal. Madrid: Cátedra, 2011.

FUENTES RODRÍGUEZ, Catalina y Esperanza R. ALCAIDE LARA. La argumentación lingüística y sus medios de expresión. Madrid: Arco-Libros, 2007.

LO CASCIO, Vincenzo. Gramática de la argumentación. Estrategias y estructuras. Madrid: Alianza, 1998.

PERELMAN, Chaïm. El imperio retórico. Retórica y argumentación. Norma: Barcelona, 2005.

---. y L. OLBRECHTS-TYTECA. Tratado de la argumentación. La nueva retórica. Madrid: Gredos, 1989.

PLANTIN, Christian. La argumentación. Barcelona: Ariel, 1996.

SPANG, Kurt. Fundamentos de retórica. Pamplona: Eunsa, 1994.

TOULMIN, Stephen E. Los usos de la argumentación. Barcelona: Península, 2003.

 

 

 

 

 

Bibliografía Consultada

 

      Bertucelli, Marceli (1996) Qué es la Pragmática. Paidós: Barcelona

     Calsamiglia, Helena & Tusón, Amparo Las coas del decir. Ariel Lingüística: Barcelona

     Ducrot, Oswald (1984) El decir y lo dicho. Hachette: Buenos Aires

Lozano, Jorge (1997) Análisis del discurso: Hacia una semiótica de la interacción      textual. Ediciones Cátedra: España

Marín, Marta (2008) Lingüística y enseñanza de la lengua. AIQUE, Educación: Buenos Aires

Martínez, María Cristina (2004). Estrategia de lectura y escritura de textos. Cátedra Unesco/Universidad del Valle: Colombia

Martínez, María Cristina (2005). La construcción del proceso argumentativo en el discurso. Cátedra Unesco/Universidad del Valle: Colombia

Padilla, Constanza (2011) Yo argumento: Taller de prácticas de comprensión y producción de textos argumentativos. Ediciones Comunicarte: Córdoba Argentina.

Roa, Gerardo (2016) La taxonomía del discurso: Aspectos de la teoría lingüística. Santo     Domingo, R.D.

     Van Dijk, Teun (2000) El discurso como interacción social. Gedisa Editorial: Barcelona.